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UN NUEVO VIDEOCLIP
Con el tema que nos ocupa, quería comprobar la teoría que yo llamo "El Factor: Príncipe Rojo", que siendo una de mis canciones más conocidas, no es por ello la mejor que tengo. De hecho, la compuse con 13 años y, por tanto, su composición era muy básica y repetitiva; aunque este es justamente uno de los factores que ayuda a retenerla en la mente como ocurre con las "canciones del verano".
Pero sin duda, tener un videoclip animado, o más concretamente, pertenecer a una obra animada más grande como es una película (Rapunzel Nabunzel), haría más fácil que, desde un lado u otro, la cancioncita acabara haciéndose un hueco, fuera por parte del oyente que directamente la busca, o del espectador que, sin ir a su encuentro, simplemente le llega.
Así pues, confirmando algunos de los desencantos que ya me temía de la recepción del primer single "Cucarachas", decidí invertir esfuerzos en un segundo cartucho enfocándome en la técnica de la animación, aún sabiendo que, al no formar parte de un proyecto más grande (como con "Príncipe Rojo" en "Rapunzel Nabunzel"), la promoción siempre queda más mermada; eso por no reiterar en que ya estamos en otros tiempos y, las cosas que hago ahora, no son ni tan constantes, ni llegan con la misma facilidad que antes (y ya costaba en su momento).
Por todo ello, no quería esforzarme demasiado, sólo hacer un vídeo en storyboard, con pequeñas notas de color. Prueba de ello son estos fotogramas:
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En este incluso se aprecia no quise tomarme la molestia de hacer las bombillas "redondas", dibujadas rápido a mano alzada, a pesar de que no costaba nada haber hecho un círculo digital:
Y aún con todo, me acabé liando y acabé haciendo imágenes más detalladas que, aún siendo storyboard, técnicamente bocetos, con su trazo grueso y bruto, ya eran "dibujos completos" y bien coloreados, como este que veis aquí de un tal "M. Ra**y" .
Y de ahí acabé pasando a esto:
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Lo que no deja de crear un desnivel visual, por lo que para crear un poco de orden decidí que las imágenes más "acabadas" y que entraban en una animación casi fluida (y no de frames largos o posturas clave con transiciones) fueran las del estribillo. Lo que ya me obligó a mantener un nivel al que no quería ni llegar. Por lo que al final ha sido un esfuerzo bastante largo de meses. Eso si no contamos con que ya estaba trabajando en el vídeo en 2021, pero lo tuve abandonado un tiempo.
Y ahí tenéis el trabajo, con unas deplorables 400 visitas en sus primeros (esperemos que vaya subiendo) que no justifican para nada el esfuerzo, pero ya contaba con ello y, sarna con gusto no pica.
NO HAY 2 SIN 3
Un día le dije a una amiga:
-Si llego a sacar un nuevo disco de autor, lo llamaré "3 de febrero".-
-¿Por qué "3 de febrero"?- Me preguntó...
Además de ser mi cumpleaños (ya sabéis, la fecha de fabricación de una persona, algo que es bastante emblemático en sí), coincide con que sería mi tercer trabajo como cantautor, ya que, efectivamente tengo 4 álbumes (BSOs aparte, claro), pero el primero era de versiones y no ocupa un lugar tan especial para mí; por lo que era una bonita manera de numerarlo como quien no quiere la cosa.
La anécdota acaba con que ella me dijo:
-Entonces, si yo quisiera poner mi cumpleaños como título de un disco,
tendría que esperarme a tener 18 discos...-
Anécdotas chorra aparte, me atrevería a decir tranquilamente que con "TRIVAL SCAR" no me hubiera importado dar por terminado mi trabajo discográfico... lo que a la publicación de álbums se refiere, ya que realmente con las Bandas Sonoras de los proyectos audiovisuales y los temas sueltos que siempre van saliendo, aunque algunos sólo se queden en mi disco duro, esto de "terminar" nunca sería del todo cierto.
Ellos dos eran mis hijos: "ENCERRADO EN MI MENTE", con el que comenzó todo, y el ya citado "Trival Scar", que diría casi que es mi álbum favorito, pues en su proceso fue algo así como un "Encerrado en mi mente 2.0", una versión actualizada que rescataba algunas de las canciones de aquel primer disco que en su momento pensé que nunca llegaría a sacar; y no dejando de ser a su vez un trabajo diferente con identidad propia, que hablaba de una etapa más madura y con la cohesión de ser la noche que precede al día. Ambos trabajos serían como la 1ª y 2ª parte de un mismo proyecto.
Y entre el uno y el otro y sus respectivos procesos de convertir a .WAV/.MP3 lo que sonaba dentro de mi cabeza, siempre pasa que se te cruzan por la mente nuevas melodías, letras e ideas que, aún no tocan, pero te gustan y guardas en el cajón de "para más adelante".
Cuando ese cajón hubo alcanzado cerca de la decena de melodías/letras/ideas, es cuando te dices: -Esto da para completar un disco nuevo.
Y así es como nació. Casi creció y se formó solo, y ahora existe. No por ello sin esfuerzo, claro, pero a la sombra de sus hermanos mayores, entre producción y producción, entre el "ahora toca esto" y el "ahora toca aquello", he ido acabando y/o retocando letras, grabando voces, terminando instrumentales y, hasta peleándome con algún que otro tema que se ha resistido con ganas.
EL BEBÉ NO QUIERE NACER
Una vez terminado, y como tantas cosas que últimamente termino, surge la pregunta:
"¿Qué hago con esto ahora?"
Hace años la respuesta hubiera sido fácil: "Publícalo." Pero duramente y a fuego lento he ido aprendiendo que en el mundo comercial del Arte (utópicamente conocido como "Mundo del Arte" a secas), poco importa lo que hayas hecho si la industria/público no sabe que lo has hecho.
Eso se traduce en promoción y publicidad, o lo que es lo mismo: pasta/money/guita... Y será que sigo siendo un artista de corazón y no de profesión, porque no entiendo lo de tener que hacer todo yo con el sudor de mi frente, y luego gastarme el dinero en personas que no tienen ninguna vinculación con el proyecto, sólo para que lo den a conocer (ya, ya sé que el mundo funciona así).
Pero hasta el páramo "indie" esta infestado de palabras como "influencer", los ya consagrados "youtubers" y un largo etcétera de personas que literalmente ayer no sabías que existían y hoy tienen un millón de seguidores... perdón "followers", hablemos con propiedad...
Y yo lo siento como que ha llegado ese momento en el que en "los abusones" del patio del colegio, esos que creía que hasta la tecnología era cosa de frikis, han encontrado la llave que abre Internet, ese lugar que antes era más selecto para los que nos aislábamos en el rincón a crear, y habíamos encontrado nuestro sitio para compartirlo.
Ahora, todo el mundo, haga o no haga cosas, tenga talento o no, quiere estar ahí, y hacer saber que está, sea para mover el culo a ritmo de vibrador en un vídeo de Tik Tok, para hacer playback de una frase de su serie favorita, o simplemente enseñarnos cómo le ha quedado el peinado esta mañana y usa la cámara del móvil como quien usaría un espejo con Wi-Fi (y parece que me he ido de tema, pero no).
En medio de todo esto, entre toda la mierda, toneladas de mierda (sin perdón de la expresión), de todo ese material vacuamente ególatra (el mío también es ególatra, pero no de manera tan vacua) y la avidez de narcisismo que satura la banda ancha, es
cuando te toca publicar algo en lo que has estado trabajando años. Y cuan amargo es el momento cuando sabes ya antes de exponerlo, que va a a quedar como "una publicación más" entre todos esos reclamos de luces parpadeantes que buscan llamar tu atención y, tras sus 5 minutos de pseudo-gloria (si llega), deja de ser novedad.
Esa ha sido la historia desde hace años, esa ha sido la razón (o una de ellas) por la que me fui alejando de los sórdidos mundos de Internet; y cuando toca no volver, sino sólo "acercarse" un momento para dejar lo nuevo que has hecho y volver a alejarte, ves que aún está peor que cuando lo dejaste, y sientes que vas a prostituir a tu obra, a tu hijo, que se va a infectar, y que ni tú vas a quererlo tras eso, porque ya no vas a poder volver a mirarlo igual.
Es por esto que ahora me cuesta tanto compartir lo que hago, porque quiero seguir amándolo.
Y este dilema tan doliente como cansino es el que, como artista, me hace pensar "si ser artista es crear, crear es una forma de expresarse, y para expresarme necesito un receptor, ¿qué hacemos si al receptor ya
se lo han follado tanto que está por otras cosas?
Así que mientras aún busco respuesta a esta incógnita, de si me traerá la felicidad ser un artista egoísta que sólo crea material para sí mismo porque ya casi no puede compartirlo, "CUCARACHAS" se abre camino como single presentación de este nuevo trabajo, siendo una crítica agresiva, tanto hacia la "voraz" industria como a esa parte de un público nocivo, que "devora" al artista hasta reducirlo a "producto" para finalmente anularlo como persona.
Reitero la palabra "cansino", sé lo cansino que puede ser esto, no es la primera vez que hablo de ello, y me cansa hasta a mí. Una vez conoces el problema y no das con la solución, recrearte no lo va a mejorar, y este disco, antes que para los demás es para mí, y no quería que fuera algo tan tóxico. Es por ello que en "III de Febrero" he querido empezar a abrazar también mi parte más amable (que existe), y sin abandonar mi habitual reflexión y espíritu crítico, he creado algún que otro tema más optimista que pudiera dejarme un buen sabor de boca, tanto a mí, como al que lo escuche. Así que veremos qué pasa.
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